A propósito de las eternas dudas sobre el uso de le/la/lo, el Panhispánico recoge como leísmo aceptado (y ampliamente usado):
"Otro caso de leísmo generalizado en todo el mundo hispánico es el llamado «leísmo de cortesía». Se trata del uso de le(s) en función de complemento directo cuando el referente es un interlocutor al que se trata de usted. Este leísmo se justifica por el deseo de evitar la ambigüedad de sentido que acarrearía el uso de los pronombres de acusativo lo(s), la(s), ya que estos podrían referirse tanto a un interlocutor presente como a una tercera persona no partícipe en la conversación: «Ande, y discúlpelo [a él], que yo en seguida le acompaño [a usted]» (MDíez Expediente [Esp. 1992]); «Que Dios le acompañe y le proteja. Yo aquí le espero» (Chao Altos [Méx. 1991]); «¿Quiere que le acompañe? [Dirigido a una mujer]» (Rossetti Alevosías [Esp. 1991]). No obstante, también se documentan ejemplos en los que no se da este tipo de leísmo, especialmente en el Perú y los países del Cono Sur: «Lo acompaño, sargento» (Scorza Tumba [Perú 1988]). Aunque el «leísmo de cortesía» no está tan generalizado cuando el interlocutor es femenino, debe considerarse aceptable, especialmente en fórmulas fijas de saludo o despedida del tipo Le saluda atentamente y similares."
Fuente: http://buscon.rae.es/dpdI/SrvltConsulta?lema=leísmo
Ejemplo:
-No quiero dejar de pasar la ocasión de saludarla atentamente.
A pesar de la amplia difusión de este tipo de leísmo, la construcción adecuada es el uso de los pronombres de acusativo (lo/la) en la función de objeto directo. En mi opinión deberíamos entonces aplicar la misma norma en todos los casos, es decir, también en los cierres de cartas del tipo "la/lo saluda atentamente", puesto que el pronombre desempeña la misma función.
Por favor, ¡abran fuego!